martes, 7 de septiembre de 2010

Se llevan las malas y los ogros

Se llevan las malas y los ogros. Que conste que no lo digo yo, aunque me guste la idea, lo dice M.A.C. Mucho mejores y más divertidas que las siempre cándidas de las princesas Disney. Las malas de las pelis de dibujitos, de las de dibus de antes, son todo un ejemplo de glamour, unas divas, unas femmes fatales de tomo y lomo; quitando a la Reina de Corazones que perdió la batalla con la báscula y nunca visitó al peluquero, y aún así nos dejó frases memorables como "Que le corten la cabeza"...(debió estrenarla con el peluquero real cuando se atrevió a hacerle la permanente). Incluso Úrsula era una belleza rotunda, pura coquetería, cómo se dejaba caer de la chaise longue a lo sarita...

¿Qué niña querría ser buena? Si eras la buena te mandaban de cabeza a una cabaña aislada del bosque, a elegir entre: vivir rodeada de 7 enanos, o 3 señoras de mediana edad; y a ala, a vestir trapitos. Vaya panorama. Las malas tenían castillo propio, modelazos, espejos mágicos, cuervos que les hacían caso y un plantel del esbirros. Además las malas no envejecían, la Bella Durmiente cumplió 16 años y Maléfica no cambió de talla ni ganó una arruga. ¿Y cuál es la recompensa a ser buena? Un tipo en leotardos.

La única que se salva de ser una pavisosa es Lady Marian, que deja plantado al Príncipe Juan y se va al bosque con su Robin, Little John, y el resto de los bandidos, ¿y qué era Lady Marian? Una zorra.

Moraleja: Sed malas y sacad las pinturas de guerra.