miércoles, 24 de marzo de 2010

Cita a la fuga

Si estás sóla es porque quieres.
Claro, claro que sí. ¿¿ Pero tú sabes la de desequilibrado que anda soltero??
Hace poco uno me pidió el teléfono.
Mensaje va mensaje viene y quedamos a los dos días. Llego al sitio. Lo miro con detenimiento. El tipo tiene toda la cara de Alec Baldwin y además cojea. "Te voy a enseñar un garito que igual no conoces". Qué expectación. Era el Areya. ¿Pero se ha creído que soy sueca o me está vacilando?
¿Quieres una cerveza o prefieres otra cosa? Cerveza. Pide, mira el móvil por quinta vez desde que nos hemos encontrado, me da la cerveza, y va al baño (empieza la cuenta) y se lleva el botellín con él, cosa a la que todavía no encuentro explicación.
Mensaje de Menchu: "Suerte". Contesto: "Buf". Vuelve y buscamos un sitio dónde sentarnos. Se quita los zapatos como si fuera lo más normal del mundo occidental quedarse descalzo delante de alguien que no conoces. Yo, boquiabierta me quedo ensimismada mirando los zapatos en el suelo. Lleva un alza, vale no cojea, es cojo. Me siento y lo primero que me suelta es que el sábado lo echaron de un bar por molestar a una chica, pidió la hoja de reclamaciones indignado,y cuando se levantó el domingo la razón que había escrito era que él le gustaba más a la chica que al camarero quién loco por los celos acabó invitándolo bruscamente a salir del local. Brillante forma de romper el hielo. Luego me pregunta mi edad, me dice que el día que me conoció creyó que tenía 22, parecía un halago, pero cuando me dijo que por mis mensajes también lo parecía dudé de sus buenas intenciones. Creo que estoy abusando de los emiticonos. ¿Perdona? ¿Tú has leído alguna vez algún mensaje de alguien de 22 años? Tengo un hermano de 22 y tardo una media de 8 minutos en descifrar sus mensajes. Yo escribo con todas las letras. Vuelve a irse al baño, van dos en media hora. Mensaje de Menchu: "Je, je, je".

Vuelve a la carga. "¿Y qué tal la crisis de los 30?" No hace ni 24 horas que tengo 30, no me ha dado tiempo preocuparme por la crisis. "Ahora está muy de moda que los chicos de 28 salgan con las mayores, de 30 o así". Sútil no es precisamente la palabra que me vino a la mente. Ah, ¿sí? ¿Y desde cuándo?. "En serio, todos mis amigos están saliendo con chicas mayores y les va súper bien". Ah, ¿sí?. "Sí porque es que los de 28 ya estamos hartos de las de 24, que te las lían y sólo te cuentan broncas con los padres y líos con las amigas. Te las montan por todo, una tía de 30 es más normal". Vale, me ha tocado un tonto. Claro, por eso has quedado conmigo, que creías que tenía 22, la cosa es que no tenga 24, las de 24 chungas. "¿Tú has tenido novio alguna vez?" Sí, alguna. "Yo he tenido tres novias y a las tres las dejé a los 2 años y medio". No puedo parar de preguntarme cómo ha habido tres incautas que han aguantado 2 años y medio. Me sigue contando que tiene un problema con la convivencia porque a él lo que le gusta es hacer lo que le da la gana. Anda, qué listo, cómo a todo el mundo. "Voy al baño, ¿Quieres otra?" Mensaje a Viki: "Se ha ido al baño por 3ª vez, no para de mirar el móvil y es mu borjamari". Pintan negras".

"¿Te gusta Madrid?" Si, me encanta. "Yo es que tengo una relación de amor-odio con Madrid, sabes tía?"."Ahora me voy a vivir 6 meses a un pueblo de Badajoz por trabajo". Pues vas a amar Madrid.

"¿Y tienes instinto maternal?" Venga, hombre, ¿me estás tomando el pelo?. "No, en serio, ¿quieres ser madre?". Sí, pero no tengo intención de momento. "Yo quiero ser padre". Dios mío. "Hubiera tenido un hijo con mi novia finlandesa" (Una de las incautas). ¿Y cuántos años tenías cuando estaba con ella? "26". Vamos que de tus tres novias, sólo hubieras tenido un hijo con la que vive en otro país, que sería medio finés y viviría en Finlandia, muy a mano. "Sí". No sé si ha pillado la ironía. "De hecho quiero tener dos hijos". Me entran dudas de si lo ha pillado o me está tomando el pelo de verdad. "Pero conociéndome creo que tendré dos hijos de madres diferentes, aunque soy consciente de que el niño sufre y esas cosas. Voy al baño". Me he equivocado, el tipo es muy listo y un artista a la hora de quitarse marrones, y sí, definitivamente tiene un problema de incontinencia.
Vuelve. ¿Esto de ir al baño cada dos por tres te pasa mucho? "Sí, tía". Pues te auguro una vejez muy mala. "¿Y quieres tener familia?" ¿Pero esto qué es? ¿Un casting a criadora de uno de sus hijos? Sí, si encuentro a la persona adecuada, sí. "¿Muchos hijos?" Sí, no sé, más de dos, cuatro, me gustan las familias. "¿Sí? ¿En plan de comer todos juntos y contaros las cosas? ¿Un estereotipo?". Sí, lo que viene siendo una familia, lo que he visto en mi casa. "Ah, yo es que vengo de una familia desestructurada". La verdad es que me dejas mucho más tranquila.
Más o menos todo fue en esta línea. Entre ida y venida al baño, me contó que se iba a Brasil de vacaciones, y yo que me iba a Italia; hablamos de música, de sitios en los que había estado, de sus amigos, de su familia etc. La historia fue curiosa. Salimos del sitio. Bueno, yo voy a coger un taxi. "Sí yo también, vamos juntos y lo cogemos" A los tres segundos aparece un taxi, y el chico, con cojera y todo sale disparado, intercepta el taxi, se monta y al tiempo que cierra la puerta me dice: "Pásalo muy bien en Italia, me cuentas a la vuelta". Y ahí me dejó. Ojiplática ante la escena que acababa de ver. Y me fui en busca de mi taxi muerta de la risa.

jueves, 18 de marzo de 2010

La fan que Vetusta MoRLA no quiere ni en pintura

Dejémoslo en que no tenía mi mejor día. El caso es que Menchu nos había invitado a ir al Costello a un miniconcierto de Los Niños Mutantes, sólo para gente que está en lista. Estar en lista es "estar en lista", así que me hice "fans" de pega, me bajé canciones que no me descargué y no me forré la carpeta porque no tengo edad de comprarme la Súper Pop.
No me veía especialmente mona, pero me dijeron "la frase". Y cuando te dicen la frasecita hay que salir. " No hay güevos" es la frase entre tíos. Dicho y hecho. Sin trampa ni cartón. Nosotras somos mejores. Nosotras especulamos, literalmente, con lo que puede pasar. Sexto sentido. Y cuando llegas y le dices a una amiga: "me veo fatal"; tú amiga no tiene más remedio que sacar la artillería pesada y decirte: "seguro que hoy ligas, siempre pasa". Mierda, ya me lo ha dicho, y sales, aunque no entiendes muy bien quién se va a acercar a tí cuando te maquillaste a las 8.00 a.m, no te dio tiempo a lavarte el pelo y el sitio dónde comiste tenía estropeada la campana extractora de humos y apestas a fritanga. En realidad funciona, pero en mi particular teoría diré que creo que el mérito es de ellos. Tienen olfato, huelen el grupo, detectan a la débil, y allá van. No tiene más. Pero te vuelves a casa con doble puntuación en autoestima.

Viki me vino a recoger a casa. ¿Nos tomamos algo antes de llegar,no? Claro, ¿por aquí o cerca del Costello? Por aquí. Y nos volvemos con paso decidido para entrar en el bar de la esquina. Esto lo digo porque el bar es de los que en vez de paredes tiene ventanales de rascacielos, y cuando es jueves, como era, y tomarse unas cañas no es algo tan inocente quiere decir que medio bar te ha visto pasar de largo, y darte la vuelta. Hasta aquí bien. Pero tú, desde fuera también vas mirando qué hay dentro. Y dentro estaba mi vecino. No uno cualquiera, si no el que me tiene viviendo en la mirilla. ¿Qué haces? Pues seguir andando dignamente. Y dignamente entramos en el bar. La única mesa libre que hay está en la otra punta, no sólo hay que atravesarlo, hay que pasar por delante de la suya. Dignamente vamos atravesando el bar, pasamos al lado de su mesa y tres pasos después, pierdo mi dignidad, giro mi cabeza 180º como la niña del exorcista y le digo "holaaaa". Nunca subestimes la mínima posibilidad de cagarla. Con mi dignidad a cuatro metros de distancia nos sentamos en la mesa y pedimos un par de cañas. La cosa no puede ser más deprimente. Podía ser peor, podía. La mesa de al lado se empeñó en hacer amigos, y en plena exaltación de la amistad nos achucharon y todo. Boicot total. Aquí no se acerca mi vecino ni con un " no hay güevos" . Y para colmo llega uno y me dice: "estas mejor sin gafas". Hombre, y tú recién duchadito y con ropita limpia, que te has venido del partido directo, chato, y no voy a tu mesa a decírtelo.

Llegamos al Costello, nos dimos el gustazo de decirle nuestros nombre al de la lista. Luego acabó el concierto y allí nos quedamos tomando algo. Cuando de repente. ZAS! Menchu se tira en picado a uno que entra. "Tú eres de Vetusta Morla". Ahggg! Yo soy muy fans de Vetusta Morla desde hace dos semanas. Tengo que hablar con ellos. Era muy fans hace unas semanas pero no tenía ni idea de la cara que tenían, así que una vez localizado al que canta en la barra me dije, allá voy. Y con la excusa de tener que pedir una copa, para no tener que mentir y que pareciera todo mucho más natural, voy directa. La dignidad la había perdido pero el sentido de la vergüenza me alcanzó así que hice el avión y me puse en otro lado de la barra. Le dije algo que cayó en gracia a dos que estaban allí nos pusimos a hablar, pedí mi copa y cuando fui a pagar estaba invitada. Era uno de los dueños y su amigo me presentó al cantante. Y aquí pasé a la historia como la fan más cutre del universo.
Carolina - "Hola, encantada, siento molestarte"
Cantante- (....)
C- "No os conocía hasta hace dos semanas, pero desde entonces me he bajado todo y no paro de escucharos"
Cantante - (...¿?...)
Me he BAJADO, no, no podría haber omitido esa parte haberlo hecho medianamente microfeliz por un momento, mentirle y decirle que me había comprado el cd, noooo. Luego lo casi arreglo:
Carolina- "Tienes una voz preciosa"
Cantante- (...).
Para luego abrir la boca y soltar semejante perla:
Carolina- Pero de verdad que el grupo está tan bien, que si no cantaras y sólo hubiera instrumentos me seguiría encantando.
La cara de pasmo no tenía descripción.
Todavía no había dado yo por terminada la conversación, y ya de paso le pregunté si había concierto próximo. No, ahora vamos a Sudamérica. Ahhh, ¿Y cómo os organizáis? ¿Váis y estáis dos meses, o venís y volveís? (Justo lo que una super fan que tiene más de cinco minutos para hablar con él quiere saber)
Para terminar con un ¿vivís de esto?
Y ya me cubrí de gloria cuando me despedí, muchas gracias blablabla y "perdona, ¿cómo te llamas? Pucho. ¿Pucho o Lucho? Pucho, con P.





sábado, 13 de marzo de 2010

Querido Sr. Delibes :

Querido Señor Delibes: Madrid, 12 de marzo de 2010

Siempre he sido una lectora amante del sobresalto. No precisamente por mi gusto por el género de suspense, si no porque más me viciaba en una lectura si tenía que estar a mis responsabilidades. A saber, con 11 años ya se puede imaginar que era estudiar o hacer mi cama los sábados. Fino trabajo de disimulo aparentar que has estado recogiendo tu habitación durante cuarenta minutos. El resultado eran treinta y cinco minutos de lectura frenesí, con una oreja en el pasillo atenta a lo que se avecinaba y sin descuidar la pose ( punto importantísimo porque si la puerta se abría, tenía que parecer lo que no era). Los cinco minutos restantes, los últimos, los dedicaba a apilar todo lo que hubiera por medio en el armario y estirar la colcha.

Quico, la Vito y Domi... recuerdo perfectamente a mi padre forrándome el libro para el colegio. Los dibujos en blanco y negro. La sensación de tener un libro "de mayor". Tenía nueve años. Entonces era la Señorita Gloria con sus gafas enormes de pasta, el moldeado en el pelo y un baby mil rayas amarillo.
¡La de veces que hacía que estudiaba con un libro suyo camuflado en los de Sociales...Los pasos de mi madre suenan por el pasillo. La oigo venir, pasa el cuarto de Jaime, el de Alfonso. Viene al mío. Se para en la puerta. Un segundo suspendido. Sigo leyendo. El picaporte se mueve. Tres palabras más. Otro segundo .... y a pesar de todo me asusto. Tapo el libro. "¿Qué haces?" La más delatora de las voces contesta con un hilo cantarín "Estudiandooooo". Me las sabía todas. La técnica de levantarse para "interceptar" a mi madre y preguntarle cualquier cosa con tal de alejarla de la mesa. O si la cosa ya pintaba difícil y la escena se había repetido durante toda la tarde, entonces me la tenía que cruzar ya en el pasillo y hacer cómo si fuera a por agua, a por un sacapuntas o lo que fuera. Con mi padre era otra cosa. Más fácil. Con el "estudiandooooo" casi siempre valía. Y si te pillaba me echaba una miradita y me decía : "Venga, estudia." Pero ahí me dejaba, con el objeto de mi deseo. Por cierto, y no viene a cuento, la primera vez que recuerdo a mi padre hablándome más serio fue porque tiré al suelo y estropeé una esquina de "Coleta ya no quiere ser poeta" de Gloria Fuertes.
Mi madre, como le decía, me veía venir mucho más, y viendo que no iba a aprobar ni una me llevaba a dónde estuviera o montaba campamento en mi cuarto y se ponía a hacer punto. Entonces yo escondía el libro en el baño, y en cada escapada tardaba diez minutos. Mi madre habrá podido tejer jerseys para todo el colegio.

Entenderá que me pareciera mucho más interesante averiguar en qué acababa el odioso de Sisí al número de habitantes de Zaragoza. Ya podría usted haber escrito mi libro de Sociales, y sabría algo más aparte de que era azul, con un círculo en medio tricolor y de Ediciones Santillana. Ahora bien, como parapeto no tenía precio.

"Cinco horas con Mario" lo perdí por prestárselo a Amanda. Y cuando publicó "El hereje" tenía la esperanza de que no fuera el último, a pesar de que en cada entrevista usted venía avisándolo.

Hoy tendría que estar estudiando, pero aquí me tiene, despidiéndome.

Ya ve, usted se va con la señora de rojo, y yo me quedo aquí con las ganas de seguir teniendo 11 años y disfrutar de una lectura con sobresalto.

Gracias,

Carolina


domingo, 7 de marzo de 2010

SONIA & CARO

Jugando con mi armario y SONIA se me ocurren un montón de cosas...







miércoles, 3 de marzo de 2010

La cosas que me haces hacer, Sonia Rykiel

Me prometí a mí misma no volver a sacar la tarjeta. Entre otras cosas para no mentir a nadie más. Al final decidí esconderla en el bolso y salir sin el DNI. Así me ponía las cosas difíciles, y si me entraba la locura alguien más tendría que hacer las cosas mal. Yo soy así, de culpa generosa.
Con esta idea de no gastar anulé en mi cabeza que el 20 de febrero la colección de Sonia Rykiel aterrizaba en HyM.
Parecía que el sábado se presentaba fácil, hasta que a las seis de la tarde se cruzó en mi camino un tío con una bolsa de Sonia Rykiel para HyM. Literalmente me avalancé sobre él. " Perdona, ¿a qué hora fuiste? " Mi mente, mucho más maleducada gritaba: DIMELO! NO ME TORTURES MÁS, HOMBRE CRUEL ¿¿¿Estoy a tiempo de pescar algo???
Pues sí, pesqué. Me hice con todo al grito de: pagamos con tarjeta, (y ya devolveremos). Al final piqué el anzuelo, y no me di cuenta de mi propia trampa hasta el momento de pagar. Como no llevaba ni el carné del videoclub, me dijeron que nones, pero me aseguraron que guardaban mi bolsa. Puedes venir mañana.
Mañana era domingo, y yo viajaba a las 19.30. Lo que quiere decir que el sábado salía. Vamos, que me desperté a las 4. De 5 a 6 estuve valorando si me daba tiempo a llegar o no al rescate de mi bolsa. Al final decidí que dejaría al taxista la suerte de mi bolsa. Hice las dos peores maletas de la historia. Metí todo el armario en ellas, y lo que no cupo me lo puse encima. Hasta un tocado que con las prisas consideré imprescindible para pasar una semana en casa de mis padres.Llevaba tantas capas encima que no me podía ni abrochar el abrigo, tocado incluido. Tres taxis se hicieron los locos y pasaron de largo. El cuarto me miró estupefacto cuando le dije si podía parar en plena Gran Vía.
Con mis tres bultos aparecí en la estación. Un cuadro. Me subí al tren. Aluciné con los nuevos AVE. Las plataformas entre vagones son como el descansillo de la Estrella de la Muerte. Mira qué bien, en este hueco me voy a poner a rehacer la maleta. 19.25 h. Sale un tipo del vagón y se oye una voz que dice claramente: "Les recordamos que este tren va dirección Sans Barcelona". Levanto la vista horrorizada. "Dime que este tren no va a Barcelona". "Sí". "Yo voy a Sevilla". Con toda su buena intención se puso manos a la obra y empezó a lanzar fuera del vagón la bolsa, la maleta, el bolso. Y entonces bajó la maleta. La que estaba rehaciendo. Era como ver la Puerta del Sol el día 1 de enero. Sólo que mi ropa hacía las veces de confeti. El ordenador lo cogí al vuelo. Intentó ayudarme a recoger, pero le pedí que se subiera o íbamos a ser dos los que nos quedáramos en tierra. Lo hice para salvaguardar mi integridad física. ¿Qué se le dice un tipo que no conoces de nada cuando su tren le deja en el andén porque te ha bajado el equipaje? Yo tampoco quise averiguarlo.
Pedí socorro a dos portamaletas. Que hicieron lo mismo a la vía inversa. Del andén al tren de enfrente. Y yo detrás recogiendo mi ropa. No perdí el tren. Y lo que empezó como una idea sin fundamento acabó siendo una necesidad. Hice la maleta muriéndome de la vergüenza, diciéndome a mi misma que la próxima vez viajaba con una muda y ya. Con la cabeza más agachada que una nipona sirviendo el té aguanté los comentarios jocosos sobre "el mercadillo" que tenía montado. Pero la reina del tricot ya cuelga en mi armario. Y sé, que volvería si el taxista me dijera que sí, volvería a hacerlo.



Just born

I´m a blogger girl, in a blog World